Ya sea en la playa, en una localidad de interior, en el campo o en la montaña, al comprar una segunda vivienda, debes revisar el esqueleto de la misma, es decir, que las cubiertas y tejados, las paredes, las vigas, las puertas y las ventanas estén en perfecto estado. De esta forma, evitarás la inversión en reformas sobre los aspectos básicos de la edificación y podrás destinar ese dinero a algunas comodidades, como la instalación de un buen sistema de climatización, el equipamiento de cocina, el cuarto de baño y otros aspectos secundarios, como la tecnología, la decoración y el mobiliario. Valora el estado de las tuberías de agua y la instalación eléctrica. Son relevantes para no llevarte sorpresas posteriores.
Si el inmueble se localiza en una zona cálida, la inversión se enfocará hacia el equipamiento de aire acondicionado, los ventiladores de techo o portátiles y alguna estufa para las temporadas de invierno. La compra de una segunda vivienda en la playa implica a veces la incoherencia de no visitarla en periodos fríos porque no resulta cómodo estar en ella. Existes equipos de frío y calor que harán que tu residencia sea igual de cómoda y agradable en verano como en invierno.